jueves, 23 de febrero de 2012

#CiudadProstituta

La publicidad clasificada como exterior es en si misma una aberración, una grosería, una verdadera afrenta contra las personas y su entorno, contra la ciudad en su conjunto, al ser la única actividad que no es tamizada por la voluntad humana se convierte en amenaza, en ofensa, en tramposa, no conozco algo equiparable a ésta práctica tan común, tan corriente y cada vez más frecuente


Hasta respirar depende de la voluntad de los seres humanos, decides no respirar y algo harás al respecto, lo conseguirás sin duda, al genero referido de publicidad, todos nos encontramos involuntariamente expuestos, a todas horas, en todo lugar, sin mediar opción, raciocinio o voluntad alguna


Publicidad y propaganda por otros medios electrónicos e impresos, como la radio, televisión, revistas, periódicos hasta los volantes de papel, cada quien optara por apagar, cambiar, saltar la página, romper, tirar o aprovechar, leer, disfrutar, recomendar guardar, multiplicar, pero mediara la opción, siempre, ante tal manifiesto, en todos los casos respetando la dignidad humana, el derecho básico y elemental de decidir


Mención aparte tendrían los anuncios de identificación, aquellos que nos refieren en la ubicación física de un inmueble a que esta dedicado dicho establecimiento, incluso puede ser estético y contribuir a una adecuada imagen urbana, cumpliendo estándares de tamaño, ubicación, materiales empleados en su fabricación e instalación, inclusive colores recomendados


No puede ser ni pretender serlo un espacio público, aquel donde no se puede siquiera dar, en palabras de Manuel Delgado (2011) el "uso público de su raciocinio en orden a un control pragmático de la verdad" http://manueldelgadoruiz.blogspot.com/2012/02/el-espacio-publico-no-existe-articulo.html


La ciudad prostituta, es aquella que se postra ante el capital económico y los intereses particulares para poder SER. Una urbe que no puede siquiera hacerse cargo de sus parques, camellones y jardines, de los mínimos minimorums que le exige la constitución de la república, es una ciudad que no se respeta a si misma, que lo da todo por 2 centavos, que la obligación de tener para servicio de la gente el mobiliario más básico, la antepone a su comercialización banal y prosaica, paradas de autobús, puestos de periódicos, teléfonos publicos (que lo publico es cada vez mas cuestionable) puentes peatonales (que no hacen más que denigrar al transeúnte) y todo aquello que ostenta vulgar propaganda en el espacio público, que debiera ser de todos, no de unos cuantos que pagan o comercializan con ellos, en base además a oscuras concesiones que no hacen más que ofender cada segundo a la totalidad de sus habitantes


Ciudades Gobierno, Judiciales, Administrativas, Deportivas, Bibliotecas, Auditorios, Centros Universitarios, no hacen más que provocar y promover la dispersión al ubicarse con sus fastuosos nombres en la periferia, volteando de cabeza la identidad y dinamica de la ciudad, que jamás será ya por su influencia ni densa, ni compacta, mucho menos diversa, también prostituye a la metrópoli, le cuestiona su fin y su utilidad como ciudad misma, sin más argumentos que el vergonzoso del de la donación o precio de oportunidad de los terrenos donde se instalan